Poder
Poder poner el corazón donde hace falta, es decir entre los
amigos para poder aguantar el naufragio y entre todos devolver al mar, el mar
que se nos ha ido metiendo en el bote y amenaza con hundirnos.
Poder hacer café cada mañana y mirar el amanecer, mirarlo,
mirándonos en él.
Poder cruzar la calle con la certeza de que no seremos
atropellados por el tipo que se empeña en saltarse el semáforo y pararse sobre
el rallado peatonal, obligándonos a maromas de circo.
Poder trabajar y saber que ese trabajo sirve para algo más
que enriquecer a los pocos que mucho tienen, pero que no trabajan.
Poder votar, teniendo la posibilidad de elegir el futuro
entre todos.
Poder prender la tele, sea curva, plana o el viejo armatoste
que agarra color a trompicones, ver un noticiero y enterarse de la vida de los
otros y no de las fantasías de un país inexistente.
Poder viajar por el mero placer de hacerlo, sin sentirse
obligado a Disney o al exilio.
Poder leer lo que nos plazca en libros de papel.
Poder hablar sin que el vecino te censure, y te acuse, cuando
asoma la divergencia, del mal tiempo y los malos presagios.
Poder ver caer la lluvia sin sentir el pavor de los techos
derrumbándose.
Poder amar sin miedo a que se rompa el corazón o se
contraiga una enfermedad inconfesable.
Poder caminar la ciudad sin el temor al asalto.
Poder mirar algo más que las paradas de los buses atestadas
de gente porque no hay cómo volver a casa y la desazón en
los ojos de los transeúntes.
Poder llorar a pleno pulmón porque no bajamos de peso o
porque nos aplazaron, en todo caso, poder llorar porque sí.
Y claro, poder reír solos o acompañados, pero reír sin
fingimientos.
Poder bailar un domingo, solos, con el paso del aire
sabiendo que nadie nos mira.
Poder amar.
Poder ser en toda la
dimensión de la humanidad.
Poder, el único poder que vale la pena, es el nuestro, el
que escribe la vida cotidiana que se va haciendo grande y contando la historia
de todos nosotros. Poder para amar, soñar, volar, creer… poder para ser libres…
poder para hacer algo, para cambiar lo que está mal y que la vida, la de todos pueda ser mejor.
El otro, el poder por el poder mismo, ese que ejercen
la mayoría de los políticos, no nos sirve, porque para tenerlo tienen que poder
meternos miedo y el miedo, es el poder para ellos, que quieren apagar la luz.
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Va también mi abrazo.