Cuerpos

Frente al espejo nos sentimos vulnerables. Al amor o a la soledad. Sin embargo, el cuerpo nos acompaña desde la primera memoria. Llegamos al mundo con esta extensión de piel, lista para la caricia. Hemos querido separar la conciencia del cuerpo, pero es que acaso, ¿no somos capaces de mirar con las manos? ¿y sentir, sentir con las palabras? Rodillas y dedos, boca, talones, muñecas; codos y cintura, ombligo, orejas… Tanto medio, tanto programa de diseño y pornografía han hecho que le tengamos pavor a esta, nuestra desnudez. ¿No es hora de volver a mirarnos?

No hay nada más que este y todos los cuerpos en el universo de nuestras diferencias y en la honda coincidencia de añorar el abrazo. 

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