Luis Camilo Guevara emprendió camino al mar
** Justamente este 2014 el poeta fue
uno de los tres homenajeados del Festival Mundial de Poesía de
Venezuela, junto a Luis Alberto Crespo y Edmundo Aray.
Hace casi un año lo vi por última
vez. Tuve la suerte de escuchar sus versos en una tarde de aire
acondicionado con complejo de Polo Norte. Maracaibo nos recibía en
la Feria Internacional del Libro de Venezuela 2013 y Luis Camilo
Guevara estaba esperándome con sus libros y sus poemas para
enamorar, por lo menos eso quería creer yo, que apenas con el
programa en la mano dejé maletas y salí corriendo al Centro
Cultural Lía Bermúdez para encontrarme con una de las voces más
entrañables de esta tierra de cantos en todos los tonos, que van
desde el ordeño hasta la epopeya. El complejo cultural me recibió
con un penetrable de Soto que siempre sabe abrazar y que invita a la
alegría de la niñez, para viajar río adentro hasta llegar al mar.
Así es precisamente la poesía de Luis Camilo, un andar de río que
desemboca en el Atlántico. El Orinoco, presencia mágica de estas
tierras del sur del país, es confidente de quienes andamos por sus
orillas dejando versos y adivinando amores, probablemente este poeta
del Delta del Orinoco, es quien más supo descifrar los murmullos del
río viejo, del que próximo y prójimo nos encuentra siempre en su
transcurrir de tiempo y de silencio.
De la mano de Dios al Sol
Luis Camilo Guevara nació en Tucupita,
estado Delta Amacuro, en 1937 y falleció en Caracas, el 03 de
septiembre de 2014. El alumbró siempre con su palabra de soles y
aguas. Su paso por el mundo tiene el tacto exacto de la tierra, la
dimensión del paisaje de su infancia y la nostalgia del que siempre
lleva consigo el rito primigenio. Supo temprano de barcos de La mano
de Dios y es que su padre, Ramón Guevara, era un “capitán de
verdad” como le contó a Antonio Trujillo, en una entrevista a
propósito del poema El sol, publicada en el libro Regiones verbales,
editado por Fundarte. “El sol es un lenguaje. Por eso el poema «El
Sol» ya no pertenece a este libro, pertenece a todos los libros,
este poema es el timón de todos mis libros, él significa para mí
lo que era mi padre, aquella goleta «La Mano de Dios».
“El Río cuya magnitud / Deviene / A
pesar del largo olvido / Ese color de sol / Untado a mi cuerpo para
siempre / Estos huesos afincados a su errante dispersión / Por
lugares nunca desertados”, reclama con voz de hasta siempre Luis
Camilo. Y es que a veces a los poetas se les da por decir adiós,
aunque en realidad se queden prendidos de las voces que volvemos a
ellos para salvarnos de un lunes cualquiera, cuando todo sabe a día
que no sabe pasar.
Sabana grande
Luis Camilo Guevara perteneció, a la
Pandilla de Lautréamont, en Sabana Grande, en Caracas. Un grupo de
transgresores entre quienes también estaban su amigo el Chino Valera
Mora, Mario Abreu, Pepe Barroeta y Caupolicán Ovalles, entre otros,
quienes supieron conjugar el oficio de la palabra con el saber mirar
el mundo y corregirlo en la denuncia, los versos y la amistad. De ese
tiempo escribió Reverso de una navidad lejana, allí queda de
manifiesto su amorosa profundidad, el eclipse entre en el asombro de
la ternura y el vértigo, siempre con su andar de río que en el
Delta se extiende como las lenguas de las mariposas besando una flor.
“Déjame coger vuelo. Los muchachos del Chicken Bar se han ido
convirtiendo en pequeños dioses, laberintos, pájaros y sedosas
pieles de asombro. Estoy esperando aquí un
pedazo de la otra estación que se nos ha ido olvidando, así, entre
las manos, parecido a la carta de amor escondida ya en el curso de
los caños, un poco más adentro de Tucupita, que es como decir lo
que nos importa y se nos hace presente como para hacer este pequeño
ejercicio de amor y de nostalgias”.
En fin, a Luis Camilo le debe haber
quedado del río el tacto de las corrientes y el rumor de las orillas
que se juntan en el Delta formando remansos y caños que despacito
llegan al mar. Festejos y sacrificios; Las cartas del verano; La daga
y el dragón; Vestigios rurales, Devociones, y un largo y memorioso
relato cuyo título definitivo es Aún no se hace firme, son algunos
de sus libros, allí vivirá siempre el poeta, allí nos esperará
con rumor de aguas para contarnos cómo el paisaje le creció en el
abrazo y se lo llevó a navegar con las velas hinchadas de buenos
vientos por la eternidad.
El prestidigitador
Por Luis Camilo Guevara
Me convierto en un personaje múltiple
Busco el cubo de cristal y desde
adentro
Reconozco cada lugar y piedra del
presente
EI país vuela en un trampolín loco
Esgrime contra mí su desconcierto como
si fuera demasiado
Elegante para caer
Con estrépito Su peso flotante
Sigue el curso de la cometa más
desasistida
Intenta confundirme y fracasa bajo un
sol pálido
Conjuro mis poderes
Someto el porvenir a la bola cuyos
designios son inapelables
De esa forma la carta de juego adquiere
brillante lucidez
Entreno con atletas dedicadas al fuego
Y hacedores de maleficios
Con ellos me insinúo en la partida que
comienza
De antemano sé que resultará vano
todo intento para envilecerme
Me ofrecen seguridades a plazo
Bajo un continuo asalto de calumnias
Sirvo para que los menos puros me
elijan
Como tiro al blanco
Y ejecuten ciertas proezas al estilo de
los ases
Sirvo para que se me señale como
estigma
Puesto que llevo la marca de siempre
Mi elección fue echada al viento de
tal manera
que resulto adverso para otros
compromisos
Tomado como rehén por la discordia
Mi caminata sobre el vacío no destruye
El color del heliotropo en pleno
descenso
Apenas ahora
Me convierto en mago y doy el último
amor.
Tributo a Luis Camilo Guevara
(fragmento)
Por Jorge Valero
“El juglar marinero ha iniciado su
andar por las aguas inconclusas de la eternidad. Y en momentos en que
se buscan poetas bisoños para que rimen en tiempos de terciopelo,
Luis Camilo, con la profecía de su palabra esperanzada, es un
oráculo del que puede beberse –como decía su hermano Víctor
Valera Mora- en su benevolente corazón, ya que es… esquirla y
alborada, abriendo todos los párpados caídos.
Paz perpetua a un alma buena y generosa
que nos ofrenda, con su verbo encantado, todos los caños del
Orinoco”.
Ginebra, 4 de Septiembre de 2014.
Comentarios