Rafael Alberti, voz de la España libre

** El poeta luchó incansablemente por la II República, y su canto libertario sigue siendo presente en una tierra que se forja de amores y utopías realizables

Vive en su voz la mar, las aguas del destierro, el vaivén de la esperanza y la vida que no muere ni espera sino que se agita libre entre las olas. Poesía marinera es la de Rafael Alberti (Puerto de Santa María, Cádiz, 16 de diciembre de 1902 - ibídem, 28 de octubre de 1999), poesía que supo y sabe cantar las sombras, los musgos, el sexo, la muerte, los ires y los venires de todo cuanto está vivo y late en la memoria.
Rafael Alberti poeta de la República Española, el que tiene voz de exilio, voz de aguas, de ríos, de mares, de sueños. Rafael Alberti el poeta marinero que surca las hojas con que llega libre y colorido a esta otra orilla que también lo nombra.

Una generación de voces
Rafael Alberti junto a Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y otros jóvenes autores, constituyen la generación del 27. Marcados por las pasiones y dolores de su tiempo, son ellos y sus obras, el reflejo de una búsqueda ética y estética que lega a los lectores de hoy la realidad vista a través de sus miradas.
Luego de la consolidación de la Generación del 27, que se da con ocasión del homenaje que estos poetas ofrecieron en el marco del tricentenario de la muerte de Luis de Góngora, Alberti signado por una delicada salud vuelve sus ojos a sí mismo, y termina por emerger más hondo, más comprometido, más humanamente divino.
El poeta, colaborador y soñador activo de la II República Española, termina por militar en el Partido Comunista. Los versos se convierten en él en armas necesarias, capaces de sacudir conciencias y transformar el mundo.
En 1930 Alberti conoce a María Teresa León y funda con ella la revista revolucionaria “Octubre”.
Cuando en 1936 estalla la Guerra Civil Española, Alberti quien era miembro de la Alianza de Intelectuales Antifascistas denunció el ascenso del fascismo que representaba el franquismo. Asimismo, colaboró en la redacción de boletines y publicaciones entre las que destacó El Mono Azul.
El poeta marinero en tierra, ayudó a salvar los cuadros del Museo del Prado de los bombardeos, mientras se sumaba irrevocablemente a la resistencia del Madrid asediado recitando versos que se difundían hasta en los frentes de batalla.
Tras la caída de la República, Alberti y María Teresa León se ven obligados a exiliarse. Primero en París y, en 1940 y ante la amenaza alemana, se trasladan a Chile acompañados por Pablo Neruda.
Alberti vivió un largo exilio en el que arraigó querencias y ausencias en Buenos Aires y Roma. Regresó a España en 1977, después de la muerte del dictador Franco. Ese año fue elegido diputado al Congreso en las listas del Partido Comunista, pero pronto renunció al escaño porque su vocación era el Pueblo.
Recitales, conferencias y homenajes multitudinarios fueron la cotidianidad de Rafael Alberti, quien recibió el Premio Cervantes en 1983. Entre otros galardones fue distinguido con el Lenin de la Paz (1965) y el premio Roma de Literatura (1991), además del Nacional de Teatro (1980), entre ellos renunció al Príncipe de Asturias, debido a sus convicciones republicanas.
El poeta, autor de Marinero en Tierra, El poeta en la calle, Nuestra diaria palabra, Pleamar, Coplas de Juan Panadero, Oda marítima seguido de Baladas y canciones del Paraná, Golfo de Sombras y Canciones para Altair, falleció en 1999
en su casa de El Puerto de Santa María, en su pueblo natal.

Amores
Alberti amó lo más libre, lo más alto y hondo de las gentes. En sus andares llegó al Chile de Allende de la mano de Neruda y desgarró su voz y su suerte con sus muertes. Porque supo del compromiso del poema y abonó la tierra con sus versos es que viven los que mueren por la vida, como cantó Alí Primera. Por eso, por su palabra profunda, por su canto encendido de esperanzas, por sus verbos libres y adjetivos justos es que Alberti, poeta marinero, es voz de la España que quiso ser República y que hoy renace en estas tierras.
La mar es en Alberti una mujer. Enamorado de su silueta, de sus formas y sus orillas, el poeta marinero, alza la humedad en el verso. Su poética del compromiso, sabia y paciente, le abre espacios al deseo, savia y simiente. La mar dice Alberti, la mar con sus estrepitosas olas, con sus vientos y sus sales, sus aromas. La mar es una mujer y el verso la desnuda.
Alberti, poeta y pintor de los mañanas imprescindibles, ese que supo decir el color y pintar la palabra, fue y será siempre voz necesaria. Hay que volver, una y otra vez al recuerdo, al futuro. Decir presente a los presentes y no olvidar nunca. Ese es el amor poema, versos nacidos desde el siempre y el ahora. Artista plástico y poeta, Alberti no vendió su palabra, sino que vivió el tiempo y el mañana. Fundó con su obra una proclama, una bandera sin mástil, creyó lo creíble y cantó para siempre la esperanza.



Canción 37 (fragmento)

Creemos el hombre nuevo
cantando.
El hombre nuevo de España,
cantando.
El hombre nuevo del mundo,
cantando.
Canto esta noche de estrellas
en que estoy solo, desterrado.
Pero en la tierra no hay nadie
que esté solo si está cantando”.

Rafael Alberti




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