Jotamario Arbeláez: saudade


Las historias individuales siempre están entretejidas con las idas y venidas de las otras historias, la de los otros, las que saludan desde la oscuridad de algún ropero o al doblar la esquina. Tienen que ver siempre con el cuento de los años idos, esos que incluso no alcanzamos a vivir. Porque aunque nos sintamos de cuando en vez con la soledad a cuestas, no estamos solos porque somos el resultado de lo que fue antes nuestro, aquí y allá. Esta vida que vivimos es gracias a los que estuvieron antes, a los que siguen estando y a los que ya no están, gracias incluso a esos anónimos que no registran los libros y ni siquiera alguna crónica roja local.

Y esas historias mínimas, la de las vidas sin grandiosas hazañas y sin estatuas en los parques son las que cuenta poetizando Jotamario Arbeláez (Cali, Colombia, 1940), en Paños menores, libro ganador de la segunda edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, publicado por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, en 2008.

El jurado del premio galardonó este poemario por la “fuerza vital de sus imágenes, su poética contemporánea y la renovación que hace del lenguaje coloquial entretejiendo en el mismo la ironía y el humor”. Son sus recuerdos, el país que vivió, el que se le quedó adherido a la piel, el que surge con fuerza de la humedad del alma o las entrañas y se estampa terriblemente humano en las páginas de “Paños menores”.

“Padre / Con esta mano que me diste / Bendigo el mundo que me diste / Gracias te doy por la obra de tus manos / Y por la obra de tu amor / Desde mi nacimiento no tuvo paz tu pie sobre los pedales / Y la música de tu máquina de coser arrulló mi infancia / Y te debo no sólo el ánima que ambula con sus tejidos corporales / Sino el ropero que me has hecho” (Paño de lágrimas, fragmento)

Verso a verso y poema tras poema Arbeláez reconstruye su memoria, con algún que otro dejo de añoranza y sobre todo con la alegría divertida de haber vivido y tener la oportunidad de mirar hacia atrás y darse cuenta de que lo que fue ya no volverá. Es una poética de la memoria, de la propia y de la que se cruzó en sus veredas, la que salpicó de nomeolvides esto que día a día consumimos sin más remedio. Arbeláez deja en sus palabras el sabor de toda esta América Nuestra, de esta patria hecha de ganas y de hambres, de veredas rotas y escuelas sin banderas en los mástiles.

“En la vida política de esta tierra ha corrido mucha sangre / y mucho sancocho de gallina / y políticos del siglo de este poema / no han terminado de hartarse de la una ni de lo otro” (Carnal de violencia, fragmento)

Llueve la vida sobre Paños Menores. La que no claudica, la que está mientras estemos, la que conduce siempre al mismo lugar, al mismo silencio… la vida de Jotamario es la vida del hombre, con sus bemoles y sus aciertos y sus viceversas, es la vida también de la maestra, del padre, del que arregla los motores, del que irrumpe en la panadería por un trozo menos de hambre, es la vida, la de él y la de todos nosotros, que leyéndolo lo recreamos en nuestro propio imaginario.

“Estamos en la tierra desde que tenemos memoria, porque / la condenación comienza con el recuerdo. Y aquí / hemos podido hacer las nuestras. / menos mal que nos expulsaron del paraíso. Hubiésemos / terminado por destruirlo” (Destrucción del paraíso, fragmento)

Las preguntas son lo que somos y lo que hemos podido ser. Somos al final de cuentas más nuestras dudas, que nuestras certezas… y el poeta pregunta, como quién sabe cuál es el eco que desde la primera página lo inunda todo, para naufragar al cerrar las últimas.

“Mis antepasados entraron a sangre y fuego en América conquistando y arrasando / Mis antepasados se defendieron con los dientes de esta / invasión de bárbaros (…) Mis antepasados nos robaron la tierra / Mis antepasados no pudieron recuperarla / Cómo siento en el alma no haber estado en el cuerpo / de mis antepasados / ¿De parte de cuáles de mis antepasados me pondré contra cuáles?” (Antepasados, fragmento)
* Publicado en el Diario de Guayana, domingo 06 de septiembre de 2009

Comentarios

jotamario arbelaez ha dicho que…
Hola Daniela: errando por el ciber
me encontre al punto casual con Desde la otra orilla y el precioso texto que dedicas a mi libro Paños menores. Recibe mi beso de medianoche mientras saboreo un pernod. Felicitaciones por tan estupendo blog y por tu belleza propia. A partir de este momento cuenta conmigo para lo que mandes. Abrazos a tu clan de seguidores

Jotamario Arbelaez
Daniela Saidman ha dicho que…
Poeta, es una emoción leerle en las hojas y en sus geografías mínimas. Más que feliz de saber que le ha gustado la lectura de estas Voces del Sur que siempre se pronuncian en estas tierras y en estas ganas. Agradecida por sus palabras, por los minutos y las noches en las que me escribe, por los sueños y las palabras que ojalá siempre sean puentes tendidos al encuentro...

Cuente usted también conmigo...

Daniela

PD: mi correo es daniela_saidman@yahoo.com... allí me encantaría leerle...

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