La belleza
En estos días he tenido el privilegio divinamente humano de
encontrar la belleza. Por casualidad, por el herrumbroso azar que se cuela, a
veces sin querer por los restos de unos días tristes, que como otros también
pasarán.
Me la he encontrado en el subte por ejemplo, a manos de un arpista que
supo hacerme llorar porque las cuerdas del instrumento festejaron todo lo que
hay de vida en mi interior.
Me la he cruzado, a la belleza, como una vieja
amiga en un barrio de calles de adoquines y me ha saludado al pasar.
La he
visto en las altas cúpulas de calles con edificios que debieron albergar otros
tiempos y otros brazos.
Y hoy, la he vuelto a escuchar en la voz de Galeano
convocándome una vez más a soñar con el delirio, ese mágico derecho a soñar y a creer que la ternura es posible .
Comentarios