Ludovico Silva un marxiano que invita a volar



** Este escritor que es uno de los más importantes intelectuales venezolanos del siglo XX se dedicó con ternura a enseñarnos por qué hace falta abrir las alas y tomar si es preciso el cielo por asalto.

Todas las pasiones humanas fueron para él prójimas y próximas. Desde la belleza y la poesía hasta la manera en que entendemos el mundo y sus giros inexorables se convirtieron en temas de estudio y elaboración de su pensamiento. Luis José Silva Michelena, conocido como Ludovico Silva (Caracas, 16 de febrero de 1937 - 4 de diciembre de 1988), ha llamado siempre la atención por su diálogo sobre el marxismo y es que la lectura de sus textos sigue dando hoy claves para comprender el devenir de la historia venezolana.
Sociólogo, politólogo, historiador y poeta tiene entre sus libros La plusvalía Ideológica (1970), Sobre el socialismo y los intelectuales (1970), Teoría y práctica de la ideología (1971), El estilo literario de Marx (1971), Marx y la alienación (1974), De lo uno a lo otro (1976) y Anti-manual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos (1976).
¿Qué por qué terminó llamándose Ludovico? Por irreverente suponemos. Luego de haber llegado a Europa a estudiar Filosofía y Letras en Madrid un grupo de amigos le dieron este nombre con el que se quedó para siempre en las letras de nuestro país. Pero aunque llegó a España alrededor de 1954, estudió además de los dos años de Filosofía y Letras, uno de literatura francesa en La Sorbona y un año de Filología romántica en Alemania.
De la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela egresó como Summa Cum Laude, en 1969 y se mantuvo en las aulas de la UCV ejerciendo la docencia.
Siempre estuvo vinculado a la palabra que sabe decir, por eso durante la década de 1960 dirigió y produjo el programa radial La palabra libre. Como secretario general del Ateneo de Caracas, cargo que ejerció entre 1964 y 1968, participó en la fundación de la revista Papeles, de la cual fue miembro del comité de redacción. Además colaboró en el periódico Clarín que dirigió hasta su clausura José Vicente Rangel, donde publicó “Ludovico a pie”, y en la revista literaria Cal. Al lado de Miguel Otero Silva fundó la revista Lamigal. Durante los años ‘80 escribió la columna Belvedere, que salió publicada en El Nacional.
No hay duda de que Ludovico Silva fue uno de los intelectuales marxistas más influyentes del siglo XX venezolano. Él supo recoger de la obra de Marx aquellos elementos que le permitieron poner en tela de juicio al capitalismo pero desde un contexto latinoamericano.
Todo en él fue viento abierto, volandero y transeúnte, tanto que hoy su nombre evoca la libertad en mayúsculas, esa que no se compra ni se vende, ni se esconde en las iglesias, ni en los altares, ni en los bancos, ni en la bolsa de (anti)valores, ni mucho menos en las vitrinas, su pensamiento está recogido en sus libros y hoy está siendo reeditado por la Editorial Fundarte, en la colección Biblioteca Ludovico Silva.

POETA LIBERTARIO
Pero Ludovico reivindicó también con versos y sueños el lenguaje de las calles y los hombres. Dejó de lado los dogmatismos para enarbolar las banderas de un marxismo plenamente libertario y liberador de los poderes creadores del pueblo. Entre algunos de sus poemarios se encuentran Tenebra (México, 1964), Boom! (Caracas, 1965), In vino veritas (Caracas, 1977), Cuaderno de la noche (Caracas, 1979), Piedras y campanas (1979) y el libro publicado después de su muerte, Crucifixión del vino.
Su tarea pedagógica fue capaz de transcender la inmediatez para convertirse también en un poeta que sigue contando y cantando en presente los ires y venires de esta tierra.
Su vida, dedicada a la enseñanza sin cortapisas y dogmatismos, a la reflexión librepensadora, encontró la unión entre la filosofía y la literatura. Sus obras traducidas al italiano y al alemán siguen alumbrando las posibilidades de conocernos las heridas y las utopías hoy realizables. Por eso su palabra es siempre una luz bañada de verdades, de ganas, de pasiones que alcanzan y nos alcanzan.


SIEMPRE LO HA SIDO (fragmento)
Por Ludovico Silva
“Siempre lo ha sido
lo ha sido
siempre
siempre lo ha sido
Veo ciudades que nacen de un disparo
veo el Mar Muerto loco
echando hacia la playa
todos los papeles de la humanidad;
el Adriático extenso
levantado por una explosión,
y en tanto cancilleres y senadores estudian
la posibilidad
de serenar los mares y detener el suicidio
Veo levantarse una prosa de la tierra
y dirigirse en verso hacia los cielos;
Veo venir un gran músculo matemático
un tórax para la respiración de DIOS
un qué sé yo cerebro disparando toneladas
diciendo:
LLEGARON LOS MIL AÑOS,
siempre le están llegando los Mil Años al hombre
esta vez será terrible
tendrá el aire universal de siempre
será atómico el golpe temporal
pero
y Babilonia?
y Roma hecha de rabia radioactiva?
y Egipto
no sigue en su silencio atómico?
(…)
Mira como se estrellan sobre las piedras
semejantes a tortugas
los ESTADOS, las urbes
los templos
los relieves
los documentos
Y todas las palabras de la humanidad:
mira el descenso de los héroes en el océano
atraídos por lo profundo
hacia la prehistoria
HACIA MI SIGLO.

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