Earle Herrera y la magia de contar
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Fotos de www.albaciudad.org |
** Por su trabajo de investigación
sobre medios este profesor y poeta ha sido reconocido en cuatro
oportunidades con el Premio Nacional de Periodismo.
Es domingo. Se asoma la mañana en uno
de esos días en que la vida pasa un poco más lenta. El ajetreo
empieza después de hora. Cuando prendes el televisor, a las diez de
la mañana, un kiosko se abre a la pantalla. Allí está él, entre
periódicos y libros. Tiene un tipo algo desgarbado, como de poeta
amanecido, de esos que saben rehacer el amor aunque esté a trasmano.
Earle Herrera, ese profesor universitario que transitó por las aulas
de la Universidad Central de Venezuela, a enseñarle a quien quiera
leer en serio, reaviva el oficio esta vez junto al pueblo pero no ya
en un recinto cerrado sino en la televisión del Estado. Con él
andamos el descanso dominguero leyendo los diarios, es decir
desenredando lo que los medios impresos que circulan en el país,
quieren hacernos creer que es una verdad tajante. Análisis crítico
de contenido de medios en tiempos de revolución es tarea
imprescindible e impostergable, y este periodista, que es diputado a
la Asamblea Nacional por el PSUV, lo asume como un compromiso con
nosotros, sus kioskos videntes.
Por su trabajo en el área de medios de
información ha sido reconocido en cuatro oportunidades con el Premio
Nacional de Periodismo y su obra sobre la investigación literaria y
periodística se encuentra en libros como ¿Por qué se ha reducido
el territorio venezolano? (1978), Hay libidos que matan. Ecosonograma
de un país (1984), La Magia de la crónica (1987-1991), Caracas 9
mm. Valle de balas (1993), Del desAmparo al 27 de febrero. Epílogo
de la Gran Venezuela (1993), Memorias incómodas de una barragana
(1996), Del amor constituyente al amor constituido (1999), El que se
robó el periodismo que lo devuelva (2005) y Ficción y realidad en
el Caracazo: Periodismo, literatura y violencia (2011), entre otros.
Este diputado y periodista es además
de poeta, un cronista. Earle ha sabido a lo largo de su carrera
abordar este género que cabalga entre el periodismo y la literatura,
que lamentablemente se ha ido perdiendo de los grandes medios. Él
mismo señaló que “La crónica es la necesidad del ser humano de
contar su vida para perdurar. También es inherente a las personas de
todos los tiempos relatar lo que se ve y lo que se oye”.
Pero con este escritor y político que
nació en El Tigrito, estado Anzoátegui, en 1949, la crónica tiene
un tono particular, y es el humor.
Los cronistas que he tenido la
oportunidad de conocer, son todos unos señores de guayabera y de
lentes de marcos gruesos que se toman muy en serio el cuento de
contar. Porque ellos guardan para mantenerla viva, a la memoria
colectiva. Por eso y hago un paréntesis, es toda una inspiración y
una invitación a volver a contarnos para encontrarnos y
reconocernos, que la quinta edición de la Feria del Libro de Caracas
le rinda homenaje a la crónica y con ella a un venezolano que la ha
asumido como amoroso quijote.
Venezuela tiene grandes cronistas como
Aníbal Nazoa y Orlando Araujo, ellos también desde el humor
supieron mostrarnos el país que todos callaban. Eso tiene
precisamente de magia este oficio de contar desde la realidad, pero
con el tono de lo subjetivo, es decir del hombre que siente, respira,
llora y se da los pies contra las piedras, el hombre que aviva el
fuego de la esperanza y es capaz de narrar desde el mínimo gesto
cotidiano hasta los actos heroicos o las grandes tragedias, porque
nada le es ajeno a la crónica. Tal vez muchos lo intentamos sin
conseguirlo, porque la crónica tiene que atrapar al lector, como
Earle hace con nosotros cuando publica sus microcrónicas en Ciudad
Caracas.
Comparto una de esas instantáneas que
Earle nos regala para pensar, son un destello de luz, la fotografía
de un tiempo que queda detenido en las palabras de este periodista.
Fin de fiesta, publicado el 15 de
julio.
“Cerró la fiesta del fútbol con el
guayabo de América. Brasil puso el baile y lo sacaron de su casa. La
lesión de Di María, la prueba masiva antidoping contra Costa Rica,
la dura sanción a Luis Suárez y el tacle sin sanción que sacó a
Neymar de la copa, las tarjetas a Thiago Silva, el penalti contra
Higuaín, el premio a Messi que este no quería, colmaron el césped
de sospechas. En lo inmediato, así seguirá el fútbol, con la FIFA
poniendo la música y las grandes marcas la plata”.
Entre el humor y la denuncia Earle es
cronista de su tiempo. Sus textos abordan el tema político nacional
y todo aquello que levante sospechas en el manipulado mundo de los
medios nacionales e internacionales. Y cierto es también que estas
microcrónicas que se leen tan sabrosas, como un cafecito endulzado
con papelón, requieren un vasto conocimiento del ejercicio y el
oficio de narrar.
Seguro que dentro de poco Fundarte nos
regala una antología de crónicas y microcrónicas de Earle, para
que queden además como constancia de los tiempos que a esta
generación nos ha tocado vivir.
Por cierto, que el mismo profesor que
viste y calza, en una entrevista que le hicieron en el marco de la
Feria, dice sobre sus crónicas que en ellas aborda “Un día la
política, otro día un accidente, luego una fiesta”. Pero como del
Tigrito se vino a Caracas asegura que sus textos brevísimos son
reflejo de esta ciudad: “Pero a esa Caracas hay que quererla así.
No es que sea una colcha de retazos, es Caracas, en sus distintas
expresiones con sus múltiples voces y perspectivas que hacen la
esencia de la ciudad. Más allá de los avisos de neón y las
pantallas de televisión, es la Caracas humana, aquella Caracas que
respira, que uno ve en la arepera, en el tránsito, en una parada y
que la ves los fines de semana en la Guaira o en el Junquito. ¡Esa
es Caracas!” y agrego yo, que a final de cuentas ese es el país. Y
estos andares nuestros necesitan quien los cuente, quien los viva con
nosotros, quien los reseñe y los guarde en la memoria, para que no
se nos olvide nunca de dónde venimos y a dónde queremos llegar.
Para eso hay que registrar los pequeños gestos, las caricias con que
la vida nos despierta y los sobresaltos que nos estremecen para
replantearnos y crecernos siempre mejores, siempre más juntos. Por
eso la crónica es un género indispensable para retratar este tiempo
de nacimientos, este de nacernos al futuro. Eso es lo que hace
precisamente Earle Herrera con sus párrafos, incisivos, en los que
no falta nada ni nada sobra.
Pero a todas estas habíamos asomado
que el profesor, político y periodista, es también, y sobre todo,
poeta. Será por eso que le habrá dado por desmorir de amor.
Es un poeta que milita en las mejores
causas, las del amor y sus reversos, las de la vida que nace del
vientre de la luna y sus entuertos, de la esperanza que germina una
noche de mayo y reverdece una mañana de febrero.
El tiempo y el país se hacen presentes
también en los versos del poeta. La geografía que sabe de
nomeolvides y cantos más viejos nacen de la palabra de Earle como un
hondo suspiro, como una lluvia a destiempo, como un sol de sabanas,
como un crujir del aguacero. Y aquí estos versos...
“Por todos los mayos de tus ojos
mayo para la cruz o los velorios
de caña y canto
procesión y
credo
de luna y contracanto
y yo tan lejos (…)
Rosas
regadas en París
aquel Mayo del 68
O rosas fusiladas en Praga
otra oscurecida primavera
Mayo también
aquella mirada la primera
que se quedó en la tuya
hasta la última mirada de tus mayos
por todos los mayos de tus ojos.”
(Te amaré en mayo, fragmento)
Y como poeta también nos regaló en Al
sur canto al sur, este sur indeleble...
“Venir a este mundo
Nacer en el Sur
es un compromiso
No un azar.
Un camino
no un destino
Demasiada historia
Para llegar a ti
Demasiada lucha
para ser
fortuito
Por más que migres
el Sur andará en ti
como tu
sombra
como tu luz
como tu norte”.
Entre sus libros de poemas y cuentos se
encuentran Penúltima tarde (1978), con el que obtuvo el Premio
Municipal de Poesía de la ciudad de Caracas en 1977, Los caminos
borrados (1979), Sábado que nunca llega (1982), Piedra derramada
(1995), Desmorir de amor (2009), Penúltima Tarde y Otras Tardes
(2010) y Al sur canto al sur, entre otros.
En fin, este es Earle Herrera, el
homenajeado de esta quinta edición de la Feria del Libro de Caracas,
la que dedica el encuentro a la crónica y nos invita a contar y a
contarnos. Vale la pena intentar darle forma a la mirada, conservarla
en el papel, compartirla una tarde y echarse a andar por esta ciudad
donde la magia transita a plena luz del día, como contagiándonos
con las ganas de ser una voz entre todas las voces de esta Venezuela
donde hemos hecho que la esperanza se hiciera realidad. Caracas,
ustedes, nosotros, tenemos la palabra.
Caracas, 25 de julio de 2014
** NOTA: Texto leído en la V Feria del Libro de Caracas que organiza la Alcaldía de Libertador que rindió homenaje a la palabra de Earle Herrera.
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Cien veces Chávez reúne minocrónicas de Earle Herrera, está editado por Fundarte y es una belleza de libro. |
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