Luciérnaga


De niña lo intenté. Traté de atrapar luciérnagas y encerrarlas en un frasco. Nunca tuve éxito. Hoy, soy una luciérnaga. Y la niña que fui pudo al fin atraparme. Delicadamente me introdujo en el recipiente. Pese a que hizo orificios a la tapa, me apago. Poco a poco dejo de alumbrar, porque soy también un país que naufraga entre los cristales. No tiene sentido estirar las alas cuando la inmensidad del paisaje se estrella contra el vidrio. Encenderse carece de sentido cuando la que fui ha dejado de mirarme para dormir atravesada por la fantasía de habitar un frasco de mostaza vacío. La luz brilla cuando es de noche en tus ojos.

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