Una mariposa disecada sobre el escritorio

Ahora está quieta, disecada sobre el escritorio que vela los incumplidos y después de las rutinas de una oficina como cualquiera. Su muerte, quién sabe si provocada, la suspendió entre dos vidrios y un marco de madera. Viene de Aruba la tornasolada mariposa que yace sobre el viejo escritorio. Su venganza es verme escribir institucionales y huecos sinsentidos durante ocho horas, cinco días a la semana.
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